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La maleta de mamá

Autor: Carlos R. Flores Fue en aquellos días en que mi madre decidió por fin operarse de esa “goma” o tumor adiposo que le había surgido en una de sus pantorrillas desde hacía ya un par de años, pero que por desidia lo dejó allí sin revisárselo, sin atendérselo, y este creció tal cual como la masa con levadura. “Por favor llamen al doctor Garmendia, en el hospital de Puerto Terebinto; quiero saber todo de esta operación. Le tengo terror a la anestesia”, dijo ella con su acento de niña. “No quisiera morir durante el sueño”, concluyó. El doctor Antanas Garmendia, al teléfono, trató de calmarle sus temores. “No se preocupe doña Cayetana”, le dijo. “Es con anestesia local, mi estimada señora; usted estará despierta y bien lúcida cuando yo la opere”. “Ojalá así sea”, ripostó ella, “he visto casos que se complican de un momento a otro, y siempre salen con eso…de que el paciente no aguantó la anestesia, o bien, que la dosis fue excesiva”. “Este es un caso muy simple”, replicó el doctor ...

¡Cuánto te amamos, tía Lory!

  Vi a mi madre que, con alegría, sostenía en su mano la carta que esa mañana le habían llegado a dejar del correo. Era de la tía Lory, aquella prima lejana, quien emigró al Gran Norte siendo apenas una adolescente, cuando en el puerto de Terebinto, uno de los oficiales de un acorazado que durante un mes estuvo en visita de buena voluntad, se enamoró de ella sin remedio. Aquel marino profesional no perdió tiempo e hizo arreglar sus papeles, mandándola a traer un mes después que el buque había partido.   En la familia, a grandes pinceladas, todos conocíamos la historia —¿o leyenda ya? — de la tía Lory. Sí, aquella joven de las fotos borrosas y en color sepia en donde se veía una morena altiva, con un rostro que evocaba a una Sophia Loren en sus tiempos más sazones.   Ella enviaba a mi madre una carta, acaso cada tres o cinco años. Según decía mamá, la suerte de la tía Lory había sido única en su género. Además del dinero en abundancia que ella disponía, originado por e...

Accidentalidad en flotas de transporte pesado: las excusas de siempre

  Accidentalidad en flotas de transporte pesado: las excusas de siempre Por: Carlos R. Flores Director Ejecutivo Cambio Cultural Consultores – direccion@cambiocultural.net Se ha observado un incremento reciente en los accidentes de flotas de transporte pesado y, con ello, las graves consecuencias en términos de fatalidades y lesiones invalidantes para todos los actores viales. El punto es que un camión pesado tiene una energía potencial abrumadora en caso de colisión vial, lo que prácticamente garantiza la ocurrencia de fatalidades. Esto es un hecho innegable: un camión pesado es un misil con ruedas. Pero las realidades no terminan allí. Un accidente de un vehículo pesado tiene varios ángulos que, desde la perspectiva de un observador —o de un cliente de esas compañías—, afectan seriamente la reputación empresarial como un proveedor confiable, capaz de garantizar que los accidentes con la carga que transporta no ocurran. Cuando toma lugar una colisión con víctimas fatale...

Una décima para Don Ildefonso -Por Carlos R. Flores

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  Una décima para Don Ildefonso Por: Carlos R. Flores —¡Cómo no me voy a acordar de don Ildefonso Calderón! ­—respondió mi amigo Rufus, casi al punto de la indignación, cuando le pregunté sobre ese personaje de Ciudad Fiel­—. Su muerte fue uno de los acontecimientos más grandes que he podido presenciar en la provincia —enfatizó con una vigorosa gesticulación de sus manos. —¿Fue cierto que era poeta? —aventuré en tono cuidadoso, para evitar que me escucharan los comensales alrededor de nuestra mesa, en el irreverente ambiente de la comidería La Cumbiamba —. Alguien aseguró que don Ildefonso era tan ducho a las poesías, que ya en sus últimos años, solo le gustaba hablar en décimas . —Por supuesto que sí —contestó con convicción—. Era famoso por sus décimas , las que recitaba de improviso ante cualquier circunstancia; ya sea como piropo, como halago, queja o insulto. En eso nadie le metía las manos. —Aunque dicen que lo más tremendo fue su entierro —acoté— por la gran cantid...

Trail at dusk (2025-01-16) - Carlos R. Flores (Author)

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  When I returned from País Sur, I promised myself that when I started working, the first thing I would do is to save up for a piece of land and start building a house.  I had gotten a job in a stable company, so I drew up my financial strategy to get that long-awaited piece of land, which, hopefully, one day I would call my home. At that time I lived in the Kilómetro Nueve sector, not far from the Lucomo Hotel, which as you may know, it went out of business several years ago. It was the winter of 1994. The area was on the outskirts of the city, a setting that was much more rural than urban.  I remember that the modest place where I rented was one of those houses that now, with cultural blending, some call townhouses. The small gated community was called "Los Chalés", because of its small two-storey houses and inverted V-shaped roof top, which, apparently, the local architect was inspired – not without several misunderstandings – by a Swiss-style villa, result...

Trocha al Crepúsculo (15-enero-2025) Autor: Carlos R. Flores

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  Trocha al crepúsculo Al regresar de País Sur, me prometí que cuando empezara a trabajar, lo primero que haría sería ahorrar para comprar un terreno y construir mi casa.   Había conseguido un empleo en una compañía estable, por lo que tracé mi estrategia financiera para hacerme de ese ansiado pedazo de tierra, al que, con suerte, un día le llamaría mi hogar.   En ese entonces vivía yo en el sector del kilómetro nueve, no lejos del Hotel Lucomo, que como saben, desapareció hace varios años. Corría el invierno de 1994. La zona era el extrarradio de la ciudad, un ambiente mucho más rural que urbano.   Recuerdo que el modesto lugar donde alquilaba era una de esas viviendas que ahora, con la transculturización, algunos les denominan town-houses . Al pequeño reparto cerrado le llamaban “Los Chalés”, por sus pequeñas viviendas de dos plantas y remate del techo en V invertida, que, al parecer, el arquitecto local se inspiró —no sin varios equívocos— en un chalé estilo s...